- Sedentarismo y estrés ante el confinamiento domiciliario por el COVID-19, aumentan efectos de este padecimiento
BOLETÍN No. 1414/MORELIA, MICHOACÁN, 13 DE MAYO DE 2020.- Reducir el estrés y realizar actividad física en casa para aminorar los efectos de la fibromialgia, es la recomendación de la reumatóloga Coralia Guzmán Cruz, adscrita al Hospital General de Zona (HGZ) No. 83 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Morelia, Michoacán, en el marco del Día Mundial de la Fibromialgia.
La especialista señaló que la fibromialgia es un padecimiento reumático que ocupa, junto a la osteoartritis y artritis reumatoide, los primeros lugares de consulta en el Segundo Nivel de Atención médica y sus efectos se ven acrecentados en este periodo del COVID-19 en virtud del estrés al que están sometidos los pacientes, lo mismo que al sedentarismo por el aislamiento social.
Dicho padecimiento es frecuente y lo presentan entre un dos al cuatro por ciento de la población, y se divide en primario, cuando no está asociado con otro padecimiento reumático; y secundario, cuando se deriva de otro, como artritis o esclerosis. Esta condición se presenta en ocho mujeres por cada dos hombres.
Guzmán Cruz detalló que se desencadena por un traumatismo físico, aunque también puede tener un origen emocional.
La fibromialgia se manifiesta con dolor intenso en todo el cuerpo del paciente “desde la punta de la cabeza hasta la punta de los pies”, temblores o espasmos, cansancio o fatiga, sienten “como si los hubieran apaleado toda la noche y que no hubieran descansado”, insomnio, depresión, ansiedad, fobias, cefalea, dolor abdominal e incluso estreñimiento; el dolor aumenta con estrés, menstruación, sedentarismo, así como en climas húmedo y frío, aseveró la especialista.
Coralia Guzmán Cruz, indicó que el IMSS ofrece un tratamiento integral al paciente, incluso con el apoyo de otras especialidades como la neurología y psiquiatría, además de fármacos respectivos y talleres grupales de autoayuda.
Lo primero que se impulsa en el paciente es el conocimiento y reconocimiento de su propia enfermedad para saber que existe, que hay ausencia de deformación, a diferencia de la artritis reumatoide, además de que el padecimiento en ocasiones no se identifica mediante estudios, por lo que se otorga orientación al paciente y los familiares, concluyó la reumatóloga.