Justificar producción legislativa le hace perder el sentido común
En una política transversal mal entendida, “lanza la bolita a estado y municipios”
MORELIA, MICH./ LUN-29-JUN-2020/ “De vergüenza, la iniciativa de reforma a la Ley de Tránsito y Vialidad del estado presentada por el diputado morenista, Francisco Cedillo de Jesús quien se inspiró en la pandemia por Covid-19 pero su sentido común le jugó una mala pasada y queda en evidencia, que se trata de una ocurrencia”, consideró el dirigente transportista de la Comisión Reguladora de Transporte (CRT), José Trinidad Martínez Pasalagua.
Con esta reforma, el legislador propone que en casos de contingencias sanitarias como la del Covid, se reduzca el flujo de pasajeros en unidades de transporte público y privado. Esta práctica, se llevó a cabo ante el confinamiento que obligó el riesgo y el flujo de pasajeros bajó hasta en un 80 por ciento y más tarde, se sumó el acuerdo de las organizaciones de transportistas con el gobierno del estado para continuar el protocolo de seguridad para trabajadores y usuarios que consiste en la obligatoriedad del cubre bocas, utilizar el gel antibacterial durante los traslados, la sanitización de las unidades y lavado de manos cuantas veces sea posible e incluso, se impuso la aplicación de una multa para los operadores que no porten el cubre bocas, “parece que el diputado pretende descubrir el hilo negro en una práctica que ya se aplica”.
Y consideró en el mismo sentido, que de convertir lo anterior en ley, tendría también que proponer alternativas de financiamiento para los operadores y concesionarios a fin de que puedan solventar sus necesidades, “las reformas sin dientes llevan a la catástrofe de cualquier sector y solo basta un ejemplo con la de gratuidad en la educación media superior y superior que a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo le impactó significativamente porque dejó de percibir ingresos pero no obtuvo mayor subsidio, se le sumaron otros aspectos pero este en particular, le pegó muy duro”, recordó el dirigente transportista.
También propone esta iniciativa, “que se adecué en una sola dirección el sentido de las banquetas de calles y avenidas con alto flujo peatonal y la de enfrente, esté en sentido contrario para generar dos direcciones” y en este sentido, Martínez Pasalagua consideró que esto, “pareciera una broma al tomar en cuenta las condiciones urbanas de esta ciudad y los municipios michoacanos; que su propuesta no viene acompañada con un estudio al respecto ni un proyecto integral, tomando en cuenta que en algunos casos ni banquetas hay y en otros, están en malas condiciones”.
Justificar su producción legislativa le ha hecho perder el sentido común al diputado Cedillo y en la operación de una política transversal mal entendida, señala que, “facultará al ejecutivo estatal y a los municipios para que durante la contingencia, amplíen las banquetas a 3 metros de ancho, señalando con una franja de pintura sus dimensiones y reduciendo el carril de tránsito vehicular”, todo parece indicar que el legislador no conoce las condiciones económicas ni urbanas del estado y tampoco tiene idea del costo monetario que su propuesta significaría para la situación financiera del estado y sus municipios. “Si es que el diputado no conoce el estado, bastaría que observara el tráfico vehicular y peatonal de los alrededores de la sede del poder legislativo y se daría cuenta de lo aberrante de su iniciativa”.
De la indicación que le da en su iniciativa a los gobiernos federal y municipales, también pareciera que él, sí se confinó en su casa de manera permanente sin estar al pendiente de los aconteceres que se hicieron cotidianos como la delimitación de parques recreativos y jardines públicos durante la contingencia sanitaria y el regular zonas de mercados, tianguis, centros comerciales, panteones, rastros y todo comercio con pasillo y andadores, no, no está descubriendo el hilo negro y se olvidó en su iniciativa señalar como se proveerá a las autoridades para costear este proyecto”.
Por lo anterior Martínez Pasalagua, llamó a los diputados que conforman la LXXIV Legislatura a que razonen su voto y no se impongan ni amiguismos ni prebendas a la hora de votar y que estudien con detenimiento las iniciativas que se presentan y no permitan que le ofrezcan a la sociedad, “productos legislativos que sean refritos, ni vayan a aprobar iniciativas por ocurrencias, hechas en las rodillas que son una burla o bromas de mal gusto”.