ROBERTO FLORES/ URUAPAN, MICH./ LUN-13-AGO/ El pasado miércoles 8 de agosto tuve la oportunidad de asistir al Taller de Identidad Partidaria y Perfil de los Gobiernos de Izquierda, después de acalorados debates, a pesar de que algunos compañeros han sido militantes de la izquierda durante muchos años nos resulto difícil definir qué es la izquierda hoy en día, y en qué consiste su lucha. Esta pérdida de identidad en las convicciones de la izquierda puede atribuírsele a distintas causas, una de las cuales, según mi opinión, es que algunos líderes y partidos de izquierda, una vez que han alcanzado el gobierno se han olvidado de la lucha histórica y las demandas sociales que pesan en su espalda, esta búsqueda del poder por el poder, en la que la izquierda ha optado, incluso en ir aliados, durante los procesos electorales, con partidos que pueden considerarse antagónicos en la lucha, esto en el caso mexicano, donde se han suscitado alianzas entre partidos antagónicos, como el PRD y el PAN, y esto es promovido por algunos políticos que se hacen llamar como Novoizquierdistas, si bien, es cierto, la izquierda, debe ir evolucionando, no debe olvidar sus postulados, emanados desde los tiempos de la Revolución Francesa de 1789: “libertad, igualdad y fraternidad”.
Ante esta pérdida de identidad en el caso de la izquierda mexicana, me he atrevido a empezar a escribir acerca de algunas de sus luchas y conquistas, con este primer ensayo acerca de los distintos movimientos izquierdistas vigentes en México y Latinoamérica.
Por lo que es necesario definir que es un movimiento social desde la perspectiva izquierdista. Raschke (1994) considera que: “un movimiento social es un actor colectivo que interviene en el proceso de cambio social”. La búsqueda del cambio social puede tornarse pacífica o conflictiva, pero lo más importante es la meta que el colectivo persigue. Los movimientos sociales latinoamericanos se han caracterizado principalmente por la búsqueda de la autonomía y emancipación de la región de las naciones desarrolladas que han depredado de manera rapaz los recursos naturales, por esta razón, los movimientos sociales latinoamericanos abanderan distintas causas como una distribución más equitativa de la riqueza, en los pueblos indígenas, se encuentra la parte ecológica y la defensa de sus recursos naturales que son explotados, por mencionar uno tenemos a Wirikuta. Pero además los movimientos sociales, que han emanado de la lucha de izquierda han perseguido que el ser humano pueda gozar plenamente de sus libertades, por eso, la izquierda aboga por el respeto a los derechos de la mujer y la decisión sobre su cuerpo, los derechos de las minorías, y de preferencia sexual.
A pesar de estos alcances, aún prevalecen condiciones de injusticia dentro de Latinoamérica. El Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (MST) es un movimiento social surgido en Brasil en la década de los ochentas del siglo pasado, y cuyo fin es erradicar el hambre y la pobreza que padecen los campesinos por no contar con un pedazo de tierra para poder alimentarse. En aquel país sudamericano aún existen grandes latifundistas, incluso, con miles de tierras sin explotar, en Brasil nunca ha existido una Reforma Agraria, hasta 2004 el 50% de la tierra cultivable estaba en manos del 1% de la población. Pero además, este movimiento tiene como bases las ideas de la Pastoral de la Tierra de la Iglesia Católica, inspirada en la Teología de la Liberación.
En la búsqueda de sus objetivos el MST ha emprendido acciones que en ningún otro lugar se han observado, principalmente por la ocupación de tierras abandonadas o consideradas como improductivas, la Legislación Brasileña no considera como ilegal la toma de tierras que presenten dichas características. En el artículo 184 de la constitución brasileña se establece que cualquier finca superior a las 600 hectáreas que no cumpla unos mínimos requisitos de productividad será susceptible de ser expropiada por el gobierno y repartida entre las familias que lo necesiten. Una vez dada esta ocupación de la tierra los jueces deben decidir sobre ella, en el ochenta por ciento de los casos el MST ha logrado resoluciones favorables. Según Harnecker (2002) el MST se ha organizado de la siguiente manera para ocupar algún pedazo de tierra. Un grupo compuesto entre 20 y 30 familias se reúnen en pequeñas comunidades donde las casas quedasen próximas unas de las otras y existiese espacios destinados a los servicios colectivos: escuela, centro de recreación, pequeño parque, jardín infantil, etcétera.
Además el MST se ha dado cuenta de que no basta conquistar la tierra y asentar a las familias campesinas, sino que hay que crear condiciones para que éstas la trabajen y obtengan de ella un rendimiento que les permita sobrevivir. Sin máquinas, sin semillas, sin créditos, sin conocimientos técnicos que hagan posible aprovechar los adelantos de la revolución tecnológica, sin canales de comercialización para sus productos, la tierra, en lugar de convertirse en un espacio de liberación, se vuelve una pesadilla, y acaba por ser vendida a precios bajísimos o simplemente abandonada. Por eso es que insiste en que la lucha no termina con la conquista de la tierra, que ese es sólo el primer paso y hay que continuar organizados luchando para conseguir los demás objetivos.
En esta búsqueda de un bien común el MST ha enfrentado algunas situaciones difíciles, principalmente el asesinato y desaparición de algunos de sus miembros que han ocupado tierras improductivas. Pero a pesar de ello no se han desalentado en su lucha y siguen trabajando por mejorar las condiciones de los campesinos brasileños.
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