ISAURO GUTIÉRREZ/ MORELIA, MICH./ DOM-14-AGO/ En el número 78 de la revista Crisol de Ideas, correspondiente a la segunda quincena de julio, se denunció como portada principal, que había serios descuidos en el teatro Morelos que ponían en riesgo a los usuarios por una serie de detalles técnicos que no han sido debidamente atendidos.
El jueves 3 de agosto por la noche se registró un conato de incendio ocurrido sobre el foro, debido –según la versión oficial- al sobrecalentamiento de una lámpara de iluminación ubicada en la parte superior. El hecho ocasionó alarma entre los asistentes a la celebración de la ceremonia de graduación del CONALEP MORELIA I, por lo que fue necesario desalojarlos para que continuaran el acto en el otro de los salones.
Los directivos emitieron un boletín en el que tratan de resaltar que no hubo ningún riesgo para los asistentes y el personal de seguridad del recinto con extinguidores lograron apagar el fuego y se presentó personal de protección civil, bomberos y seguridad del recinto, para apoyar en evacuar a la gente y supervisar el Teatro con el fin de evitar algún riesgo, no fueron reportados heridos.
Por supuesto que hubo riesgo para los asistentes y lo malo de todo esto es que, como lo denunciamos oportunamente, siguen existiendo otros riesgos adicionales que pudieran ocasionar una verdadera desgracia. Ojalá no esperen a la Tercera Llamada.
Como en los viejos tiempos.- Los jóvenes políticos que se han incorporado durante los años recientes a las filas partidistas desconocen, de manera entendible, lo que ocurría antes en sus institutos políticos, hechos que formaban parte de la cotidianeidad y que se tomaban como usos y costumbres de aceptación generalizada.
Uno de estos casos es precisamente el de Alfonso Martínez Alcázar, quien fue sorprendido por una decisión cupular del Partido Acción Nacional, en la que su dirigente Gustavo Madero ponderó como de mucho más valor político, resarcir la herida de Marko Cortés, entregándole como premio de consolación la candidatura por Morelia.
La reacción del político panista, luego de que había realizado una precampaña precedida de una intensa labor proselitista disfrazada de contacto con sus electores como diputado federal, fue de un furibundo rechazo, pues desde su perspectiva, esa decisión carecía de todo valor democrático.
El Partido Acción Nacional ha sufrido una transformación radical del año 2000 a la fecha, cuando lograron la Presidencia de la República. Cuando eran partido de oposición, existía una férrea disciplina. Los acuerdos para las candidaturas se tomaban entre un pequeño grupo de notables, quienes escogían a los candidatos y luego validaban esa decisión con una convención de miembros activos, únicos con la potestad de sufragar hacia el interior de su partido. Nunca se dilucidaban sus diferencias en los medios de comunicación.
Para ser miembro activo del PAN, se requería acreditar una formación política de derecha y un adoctrinamiento riguroso en cuanto a los principios de lucha de ese partido, con lo que evitaban la infiltración de militantes golondrinos, acomodaticios o espías de otras fuerzas políticas, de tal manera que el número de miembros activos era sumamente reducido y, como consecuencia, fácil de controlar.
Con el arribo al poder en el año 2000, las cosas fueron cambiando paulatinamente y la forma de hacer política hacia el interior del PAN comenzó a tener visos de democracia, aunque ésta siguiera siendo sólo en apariencia, pues todavía sigue la costumbre de denominar como JEFES a los líderes partidistas, término que se refiere a quien ostenta plena autoridad.
Y es precisamente en este término, donde se encuentra uno de los principales ejes rectores de la política partidista, pues el PRINCIPIO DE AUTORIDAD, es la base de su disciplina partidaria. El propio Germán Tena, líder panista y vocero de la PGR en Michoacán, se encargó de aclararle a Alfonso Martínez la realidad de las cosas, cuando le exigió que fuera institucional y acatara la anulación de la convocatoria del partido para elegir abanderado. Le recordó que el diputado federal con licencia llegó a la Cámara Baja del Congreso de la Unión mediante una designación del CEN, por lo que ahora “no puede criticar nada” y advirtió que si los reclamos de Martínez Alcázar devienen en indisciplina, podría ser sancionado, “pero él sabe hasta dónde puede arriesgarse y hasta dónde no porque conoce perfectamente los reglamentos del partido. Él sabrá hasta dónde estira”.
¿Así, o más autoritario?