CARLOS PINEDA / URUAPAN, MICH./ SAB-23-JUL/ Con el tradicional paseo de yuntas culminaron las fiestas patronales en honor de Santa María Magdalena que se venera en el barrio del mismo nombre y es considerado el antecedente prehispánico del Uruapan moderno.
Después de una larga espera de la hora programada lograron salir las yuntas después del medio día, pero espectadores y vecinos de los barrios aledaños, resistieron al calor de la plaza Morelos y calles de la ciudad por donde fue el recorrido.
En este día de Santa María Magdalena. En el pueden observar las danzas de los viejitos, negritos, danzadores, guares y a los hortelanos. Las calles se llenan de puestos de comidas, juegos y artesanías. Durante los tres días también hay pirotecnia: cuetes, luces, ristras, toritos de luces y el castillo. El 23 de julio salen las yuntas a hacer un recorrido por las principales calles de la ciudad. Esta fiesta se considera como una de la más tradicional
La Magdalena es el más grande en territorio se cree que es en este sitio donde se inició la fundación de la ciudad por haber sido residencia de los primeros misioneros, en este barrio las tradiciones siguen vivas en sus cargueros que cumplen las funciones de promover y organizar las fiestas de barrio sus festividades se realizan durante la segunda semana de julio.
Historia:
En 1533 el fundador de Uruapan Fray Juan de San Miguel, monje franciscano que realizó una gran labor de mediación, evangelizador y pacificador. Organizó en comunidades los barrios y a cada una le asignó un Santo Patrón. Fue así que se fundaron los nueve barrios de Uruapan, entre esos el Barrio de la Magdalena fue uno de los primeros y estaba ubicado en una zona conocida como de San Nicolás en donde el molino estaba movido por agua del Ravelero.
Los indígenas acostumbraban reunirse todas las tardes en su capilla a aprender y cantar la doctrina cristiana. Cuando celebraba la fiesta en honor a su Santo Patrón prevalecía el respeto y alegría, sin embargo se suscitaba una cierta rivalidad entre los barrios.
Con la finalidad de limar asperezas y solucionar problemas entre los pobladores Fray Juan se propuso unir lazos a través de la Ceremonia de «Las Coronas». Esta consistía en invitar a los pobladores de los barrios vecinos a dar o recibir su corona en el recinto del Santo Patrón que se festejaba. Arrodillados frente al altar, el padrino colocaba un velo sobre la cabeza del ahijado y encima la corona de flores del Santo Titular, mientras que otro indio como testigo de la ceremonia oraba y cantaba para recibir bendiciones del cielo, al terminar el coronado recibía un paquete de rosquetes amarrados con una zikua (de plátano) además le regalaba 2 ó 5 centavos.
De esta manera padrinos, ahijados y compadres se consideraban unidos por un lazo espiritual, se trataban con afecto y respeto aunque pertenecieran a distintos barrios. La costumbre fue retirada por un sacerdote hace más de 60 años, en el único barrio que se conserva esta tradición es en Santo Santiago.