DÁLMATA/ URUAPAN, MICH./ VIE-27-MAY/ Nadie es más políglota que un barbero, sí, el que te hace la barba, pero no como te imaginas, sino, como es, el clásico peluquero, el que te habla en el idioma que le hables, el que sabe de cualquier tema que le toques, ya sea de música, beis-bol, fut-bol, tauromaquia, religión, ¿qué te gusta?……¡política!
Fígaro sí, fígaro no, fígaro sí, fígaro no……….
¡Estoy contento!, me dijo Don Luis Pulido,- creí, que nunca te iba a alcanzar a rasurar-, repuso, mientras preparaba la espuma de jabón de tocador en el recipiente de peltre, con su respectivo meneo de muñeca y auxiliado por la abundante brocha de cerdas del último camello del desierto del barrio de San Pedro.
Tres minutos atrás había ingresado al viejo local de paredes de adobe, equipado al centro con un sillón fijo al piso y neumático, mismo que contaba con todos los accesorios, como cabecera ajustable, estribo abatible, cuerpo reclinable en varias posiciones, acolchonado en verde limón, 100 por ciento giratorio, palanca de nivelación de altura, pedal para maniobras y sus imprescindibles cintas de cuero para asentar el filo de las navajas.
Presto al ritual de una afeitada en una barbería, me dispuse a posar la nalguillas en el cómodo sillón,- rasúreme Don Luis, por fis-.
Con el paso lento que acompaña a una persona de edad avanzada se dirigió al boiler de alcohol para calentar agua.
Por tres generaciones de angelitos, (mi abuelo, mi padre y yo) fue una tradición cortarnos el pelo a navaja, casquete corto, en alguna época y luego según dictara la moda, en los setentas era de rigor traer melena, pero yo soy pelochino, me crecía la greña como el “tibiri bi tabara”.
El viejo peluquero familiar, ajustó el sillón a la medida y luego de reclinarlo, lo giró en contra de las amplias lunas que cubrían toda una pared donde también se ubicaban los tocadores con cajoneras para albergar los utensilios propios de un peluquero, ya saben, el sin fin de peines, brillantinas, navajas y diversas tijeras.
La vista daba a la banca corrediza de madera, donde muchas veces atestada la clientela, que espera y desespera, alguno se entretiene con alguna revista del último número de Memin Pingüin, los mas morbosos con la nota amarillista de la revista ¡Alarma!.
Los domingos, sobre todo, era, este escenario adicionado con el bolero de calzado, que se fletaba inspirado en sacar sonidos del trapazo, como firma de su lustro.
En un rincón, sobre una repisa tipo esquinero, a media altura un viejo radio de bulbos recordaba que estaba encendido, y dejaba escapar las notas de la última canción de Cesar Costa y las camisas negras «Tú me perteneces»
En tanto una toalla limpia es sujetada en torno a mi pescuezo, y sobre mi panza Don Luis deja reposar una hoja de revista vieja que servirá para limpiar la hoja de la navaja de los pelos de mi barba y el jabón que previo fue aplicado para suavizar mi cutis, no sin antes preparar el terreno con una dosis de compresas bien calientes sobre parte del rostro, ahí donde están los vellos, de vez en vez afila en los cueros su necesaria navaja.
Una segunda aplicación de fomentos calientes para abrir más el poro y sellar una pulcra afeitada, que quede como nalga de huare y como todo ritual, un final feliz, solo para hombres, la friega de alcohol sobre la zona rasurada, del rigor del ardor nadie escapa.
Nadie hablaba de riesgos de contagio en una peluquería por una simple cortada hasta que apareció el SIDA, el Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida, mejor conocida en el argot como Sáquelo Inmediatamente De Atrás y en el mundo gay como Somos Inmunes Déjelo Adentro.
Este modelo de establecimientos para mejorar la apariencia personal precisamente fue mutando en diversos giros, en conjunto con los salones de belleza en la era de los setentas.
El caramelo azul, rojo y blanco giratorio que caracterizaba la negociación instalado en la entrada, paulatinamente fue sustituido por un pomposo anuncio que podía leerse así, ESTETICA UNISEX, mismo que en nuestros días sucumbe ante el BEAUTY CENTER, y casi extintos en el pueblo se aprecia alguno en la zona centro que dice PELUQUERIA VICTORIA.
¿Quién dice que no existen los relevos generacionales?, en las cosas más simples se sufren cambios, la vida está en movimiento, quien no emprende, se estanca.
¿A dónde acuden los candidatos a puestos de elección popular a cortarse el pelo y qué tipo de corte optan?:
Toñito Berber Martínez eligió un corte “emo”, para esta temporada de calor y campaña política, le va muy bien, es ideal para niños y niñas, siempre y cuando se aplique un tinte negro, muy negro, en lo que respecta al bigote quisiera uno tipo imperial, pero el pobre es lampiño, Desde luego Toñito acude a un Beauty Center atendido por un gay muy chic.
Librado Martínez Carranza, enfadado del casquete corto del que fue obligado como cadete de la escuela de guardas forestales, su asesor de imagen le recomendó un estilo “punk”, es momento de un cambio radical, dejar la vieja peluquería donde le recortan el bigote al estilo mosquetero y variar a una estética unisex, atendida por conocido travesti.
Toño Lagunas Vázquez está a la vanguardia en lo que a moda de corte se refiere, su inigualable estilo “cholo” le queda como anillo al dedo, su peluquero el conocidísimo “tololoche”, no tiene que batallar en la tradicional peluquería, unas pasadas laterales con la maquina eléctrica con la navaja del numero uno y listo, bigote no usa, pero, si se lo dejara, seguramente, seria de modo libre.
Juan Carlos Robles Monroy recibe una aplicación primaria de “Just for men”, no quiere un tinte L´oreal como los que use la Lupe, no de ese no, compra su producto de arreglo personal en una farmacia de descuento, y se lo lleva para que lo apliquen en el Cereso, algunos presos aprenden el oficio y el, les sirve de conejillo de indias, la verdad, su bigote estilo inglés, si se lo pinta-
En las peluquerías no hay discriminación racial y atienden de todo tipo de personas, no tiene de que preocuparse, por ser negro Fausto Fluvio Mendoza Maldonado, de lo que tiene que preocuparse, es que nadie lo quiere en ninguna expresión del Sol Azteca, de modo que se vería bien, con alguna extensión lacia, Zayda Calderón -¡pura lengua, a lo mejor ni sabe!- le puede recomendar su estilista.
En un Elektra le pueden hacer un buen corte, -pero de caja- a Ángel II Alanís Pedraza, aunque a él, le agrada su apariencia natural, que destaque su recortado mostacho, orejas libres y frente amplia como foto para credencial de elector, (la única que tiene porque la del PRD, la quemó públicamente cuando rechazó al partido al solidarizarse con su papi que se fue con Aguilar Talamantes), misma que está colocada en las casas de ahorro, como cliente non grato, pero que en realidad lo quisieran ver a rape.
Sergio Benítez Suárez siempre ha sido muy pulcro en el cuidado personal, acude a un Beauty Center,- le aplican mascarillas faciales, quiere quitarse las huellas del acné de la adolescencia-, donde aprovecha un buen corte de pelo redondo, de fleco simple, siempre quiso un peinado de príncipe valiente, y está pensando seriamente en salir así, en los posters de su campaña política, se tumbará el mostachón pa verse más joven.
Ya pinta sus primeras canas, logra contener su alborotada melena con un kilo de gel, hasta parece que trae todo el día, el pelo mojado, no le gustan las peluquerías y prefiere cortarse el pelo el mismo, aquello de que ande tusado, no es de a gratis, un día será totalmente cano, tampoco usa bigote pero de vez en cuando se aprecia sin afeitar, y no es adivinanza, ya, ¡acertó!,……es Marco Trejo.
Toda la tradición en el peinado y el bigote boso, como cuando se asiste a la secundaria federal, permanece en Aldo Macías, que como buen cliente acude todos los domingos a delinearse el corte con el “Pelucas”, viejo peluquero de muchos años de servicio en los baños “Progreso.”
Y a las muchachas donde las patrocinan?…-efectivamente, mi perro sarnoso-, pero sé que Rosa Elba Soriano, va con su estilista de siempre, -que creyó, la iba abandonar desde la primera vez que fue diputada-, con eso de que en el DF en la zona rosa existen mucha estéticas unisex y de masajes, -la diputada ya no va a volver, le gusto ese ambiente defeño-, pero ¡fíjate que si!, y hasta uñas postizas decoradas pide, también tinte del bueno, del que dure dos o tres lavadas de greñas, aguas con el peróxido, no me vaya a echar uno,…….. al pelo, al pelo.
Hay donde la vez, la “Monchis” va a las academias del DIF, con la gentecita que estudian belleza y le parten el corazón de ver como se ganan la vida, pintando uñas y tiñendo pelos como los de la “Charitin”, eso es algo que nos lastima de ver que las mujeres tienen pocas oportunidades dice el boletín que eso dijo al inaugurar el curso de belleza avanzado para mamás solteras, las que la apoyan pa que sea presidenta, como si no fuera ya, ¿qué quiere ser? dictadora. Ya saben usa chongo teñido de rubio.
En total estado de llanto entro la gaviota, pero la Molina Aguilar la que es diputada y quiere ser presidenta, a una ¡peluquería!, si leyó bien a una ¡peluquería!, nada más y nada menos, que a partirle la ma madre, al pinche peluquero, el tal Javi de la Tamacua, y todo porque no pudo soportar un minuto más y una noche más, sin dormir, al saber que muchas mujeres son golpeadas y humilladas, como lo hizo el Javi con su ñora, que después de botarse el dinero en el table dance el Paradise con unas viejas que ni conoce, llegó a su casa exigiendo lo suyo, tras negárselo, ya sabrá pa que le cuento.
Función nocturna esta noche en los Cinemas Versalles, quien sabe y te la halles en la nueva plaza del centro, la película en clasificación C, sólo para adultos.
Peluquero de señoras con Héctor Lechuga y Alejandro Suarez un film de René Cardona junior en los setentas.
Remake de Peluquería de Señoras, estelarizada por Luis Sandrini
Dos oficiales más trabajaban en la peluquería de Cupatitzio número 51 de don Luis Pulido, el oficial de peluquero Ignacio Calderón Bañales, actualmente comandante emérito del cuerpo voluntario de bomberos y un hijo de Don Luis que en este momento no recuerdo su nombre, pero estudio para ingeniero agrónomo, ambos tenían su sillón de peluquero totalmente rústico, de madera y cuero, ya los describiremos próximamente, y aunque usted no lo crea, el primer perro manchado, que se desempeñó como bolero, de vez en cuando los domingos, pa sacar pal hueso.
-Ahí tas pinche Dálmata, ahí tas-, ¡no, que no!, -eso es lo que quieres- …………un hueso.