Lamberto HERNÁNDEZ MÉNDEZ/ OCUMICHO, Mpio. de Charapan, Mich./ LUN-14-MZO/ – Del purhépecha Kumichúcuaro, que significa lugar de topos, un animal que vive bajo la tierra, en cuevas. Una comunidad indígena ubicada al poniente de la Cañada de los Once Pueblos y Meseta Purhépecha, donde sus habitantes viven, conviven y duermen con el Diablo.
Aquí donde los diablos se meten prácticamente hasta la cocina donde son horneados en su ambiente natural, en su hábitat, se podría decir, a fuego lento, muy lento, donde posteriormente resurge para tomar forma en un gran colorido y expresión diabólica. Una verdadera figura demoniaca.
Los habitantes del lugar cuentan varias leyendas de cómo el Diablo llegó a éste lugar, apoderándose prácticamente de todo y que al paso de los siglos, se ha mantenido y es prácticamente imposible que sea expulsado de éste paraíso michoacano.
Una de esas leyendas que más aceptación tiene entre los lugareños es de por allá del año 1960 cuando un homosexual que conocen con el nombre de Marcelo, quien vivía solo y a quien le gustaba en ocasiones vestirse de mujer, no era muy bien visto en ese entonces por ser una persona “rara”.
Sucede que en una ocasión, una noche que andaba borracho, cerca de la barranca se le apareció el Diablo para tratar de asustarlo y que se fuera del lugar, pero al contrario, tomó valor y como los meros “machos” lo enfrentó, entonces el Diablo le dijo: “Mírame bien, para que me hagas una imagen de barro”, el habitante del averno le modeló a Marcelo, de frente, de perfil y por atrás.
Antes de desaparecer, el Diablo le dijo que tomara una bola de barro del barranco para que hiciera la figura y que al día siguiente regresaría; Marcelo se la pasó haciendo varios diablitos de diversas figuras y hasta la fecha no ha regresado el original.
Otra leyenda es en el sentido de que hace años, muchos años, se apareció el Diablo en Ocumicho, se posesionó de árboles, perros y cristianos; a los árboles los secaba, a los perros los enloquecía y a los cristianos los enfermaba y morían. Decidieron darle un lugar donde reencarnara y viviera en paz, para que dejara vivir en paz a la población a la que molestaba continuamente, por eso son los diablitos, cada uno es diferente, único, con un estilo, colorido y tamaño uno diferente del otro, son hechos a mano y con el ingenio de su creador, sea mujer, hombre, niño o anciano.
Éstos son los diablitos que fabrican en Ocumicho más de un centenar de artesanos, cuyas obras son mundialmente conocidas. Varios de éstos artesanos purhépecha, estarán durante el Tianguis Artesanal de Uruapan, uno de los más grandes en su tipo, con más de un millón de piezas elaboradas con las manos mágicas de los purhépecha.