ERNESTO LEÓN/ INFOMANÍA/ URUAPAN, MICH./ MIE-22-DIC/ “Con esta raspadura te quitamos la potestad, que habíais recibido en la unción de las manos, como a hijo ingrato te echamos de la herencia del señor” palabras pronunciadas por el inquisidor general en el momento en que degradaban a Morelos, raspándole las yemas de la mano derecha hasta sangrar y quedar en carne viva, incapacitándolo para otorgar la bendición despojándolo de las santas vestiduras, humillado y ridiculizado por la santa iglesia católica acusado de traición al Rey, a la patria y a Dios, en un acto que pocos quieren recordar y la iglesia trata de ignorar.
Hoy en su aniversario luctuoso, aun persisten en nuestro país muchas de las causas que provocaron el movimiento de independencia.
Los mexicanos aun seguimos padeciendo una estratificación social, tan vergonzante como el sistema de castas, los mexicanos aun seguimos esclavizados por la ignorancia, el hambre, el analfabetismo, la enfermedad de la pobreza, la incultura y el aislamiento social.
Los mexicanos aun esperamos la llegada a nuestra patria de un tiempo de progreso, de un tiempo de luz, de fe, de confianza en un ideal, en un caudillo que personificara los tres colores de nuestra bandera y el empuje y valentía de su águila devorando a la serpiente del oprobio.
Por eso los mexicanos recordamos hoy el martirio y vejaciones a que fue sometido nuestro padre Morelos.
¡Pero hoy en su aniversario luctuoso, nos limitaremos a recordar su nombre, sus datos biográficos y maravillarnos de sus hazañas?
¿Solo le haremos un acto solemne y le daremos una corona de flores?
¿A Morelos, a Morelos, eso es lo que le daremos a Morelos, hoy que recordamos su martirio?
Órelos al revelarse ante la existencia de nobles y desheredados de ricos y pobres, y de casta indignas, dijo: “que no haya otra nobleza que la de la virtud, el saber, el patriotismo y la caridad, que todos somos iguales pues del mismo origen procedemos… el color de la cara no cambia el del corazón… que se eduque al hijo del labrador y del barrendero como a los del más rico hacendado… que todo el que se queje con justicia tenga un tribunal que le escuche, le ampare y le defienda contra el fuerte y el arbitrario… que se declare que lo nuestro ya es nuestro y para provecho de nuestros hijos, que tengamos fe, una causa y una bandera… que juremos morir antes que ver nuestra tierra oprimida como está ahora.. que cuando nuestra patria sea libre estemos listos a defender con nuestra sangre esa libertad preciosa”
¡¡¿A quien nos regaló esos pensamientos hoy nosotros le regalaremos acaso, solo un puñado de rosas?!!
No mexicanos, en este tiempo en que la primera noticia que nos dan los medios nacionales es un baño cotidiano de violencia y de vergüenza es importante voltear la mirada hacia el quehacer que en silencio y de manera humilde hace el otro ejército de la República ¡el otro ejército de la República! El verdadero, los miles y miles de mexicanos que DIA con DIA se levantan al trabajo, a la fábrica y a la escuela, los maestros, los campesinos, los albañiles, los obreros, los doctores, los comerciantes, las amas de casa que madrugan, los niños y jóvenes que blanden el libro y lápiz, las mujeres, ese gran ejército que no se rinde, esa multitud de mexicanos, que hoy sale a trabajar día con día, y se traga su miedo ante el humo que exhala nuestro país incendiado, nuestro país en cenizas, entre las patrullas y el ulular de sirenas, los fusiles y los uniformes, en que nos ha sumido esta ola violenta, ese ejército mexicano, ese ejército del pueblo, no se rinde, esa sociedad civil organizada no se derrota, ignorando su miedo y su vergüenza, levanta a su país, lo reconstruye, lo reedifica, lo dignifica, lo ama y trabaja para él, ese, ese es el verdadero homenaje a Morelos, ese pueblo humilde y sus manos patrióticas, son para ti Morelos tu ramillete de rosas, tu verdadera corona de laurel!!
¡Desde esta tribuna yo los admiro, yo los convoco a no rendirse jamás, no abandonen su oficina, su aula, su escuela, sus hospitales ni sus sembradíos, o su fábrica convertida en trinchera, no se rindan como no lo hizo Morelos, ni aunque los amenacen con la muerte o la excomunión, no se rindan hasta hacer de México la patria soñada, la patria grande la patria generosa en la que podamos al fin vivir con dignidad y en paz!
Para que llegado el día, para que llegado el día podamos decir lo que dijera Morelos ante la inminencia de su fusilamiento!, ¡ante los cañones del pelotón!, ¡vendándose los ojos para mirar con más fuerza en su interior a Dios!
“Señor, si he obrado bien tú lo sabes, pero si he obrado mal, yo me acojo a tu infinita misericordia”
