ZACÁN, MICH./ DOM-11-JUL/ A fin de estrechar los lazos de amistad, departir y convivir, un grupo de profesionistas y amigos sostuvieron un encuentro de basquetbol, el primero de una serie que se llevará a cabo durante el actual periodo de vacaciones escolar; los veteranos que radican en Morelia, Uruapan y esta comunidad, recordaron anécdotas de varios lustros atrás.
Aquel grupo de personas, conformaban una gran gama de experiencias y conocimientos que sumados, sin lugar a dudas son una historia acumulada por siglos.
Recordar esa amistad desde la infancia, de cuando se asistía a la escuela primaria “Plan de Ayala”, de cuando nos íbamos a los “entres” de “churis” priscos allá en el solar de Tía Juana Méndez; los membrillos allá junto al cerrito, en el de tío Salomón Morales; de la ida a las “chenguas” allá por Medino, en el chuequito, por el “chambún” o a las zarzas por el rumbo de Tata Clemente a donde también íbamos a “carretiear”, o de plano hasta Tzipicha en donde además de un buen chapuzón, atrapábamos chapos de entre las raíces de los árboles.
El destino y la profesión de cada uno de aquel grupo de amigos, hizo que tomaran rumbos diferentes, pero tal vez la distancia y el tiempo han hecho que se extrañen más entre sí, que se tenga deseo de reencontrarse, el gusto de verse de nuevo luego de semanas o meses y tal vez hasta años; contarse los últimos acontecimientos y charlas amenas como ésta, de recordar aquellos viejos tiempos.
Así, el reciente domingo, en la cancha de basquetbol, tuvo lugar un encuentro deportivo entre los veteranos que radican en Zacán y los veteranos de Zacán, que radican en la ciudad de Morelia y tal vez alguno en Uruapan. El resultado, fue un salomónico empate; no habrá revancha pero sí desempate, posiblemente el domingo siguiente.
Entre los que estuvieron en el equipo “visitante”, vimos por ahí a Javier y su hermano “pozole”J. Reyes Murguía Navarro, Luis “polla” Chávez, también a Firú o Medardo Méndez Alfaro, Sergio Méndez y un antiguo maestro que tuve en mis años de universitario, Javier Peguero Rangel a quien por cierto, tenía sin verlo unos quince años.
Mientras que por el equipo local, vimos a los hermanos José Luis “chejos”, Faustino y Alberto Hernández, a Jesús “campanero” Campos Hernández y al “mapa, o sea, Guillermo Huanosto Oseguera, más conocido como Arturo, quien por cierto, fue más lo que estuvo alegando con jugadores y el árbitro, que lo que aportó al equipo, por eso lo mandaron a la banca. Importante destacar también a mi pariente Humberto Méndez, un locutor de la vieja guardia.
Apenas terminó el juego, se vino un tremendo aguacero por lo que tuvimos que guarecernos en el portal de la casa de “Balí” y Tía Esperanza Servín, mientras Mario Chávez y su hija Irinea, la “nena”, bajaban de una camioneta un enorme recipiente con carnitas de puerco recién hechecitas, tortillas calientitas y claro, unos picantes chiles embotados en vinagre, con unas rebanaditas de queso.
El grupo de asistentes era numeroso y se arremolinaban para cada quien hacerse un taco, “con original y copia”, diría K’aturiada, mientras a un costado, discretamente el grupo de la “primera”, conformada por Mario Méndez “chaquirás”, “campanero”, Jesús Navarro y Genaro Guerrero el “pollo”, en torno a varias botellas de agave, departían alegremente, reforzados con “Anú” y Luisillo.
El pretexto fue el encuentro de basquetbol, el objetivo, la convivencia, el resultado, el de estrechar esos lazos de amistad ahora que muchos están jubilados, en periodo de vacaciones o simplemente por gusto, para recordar algunas anécdotas y de paso, echarse un buen taco de carnitas elaboradas por Mario “fachoso”. Si no, pregúntenle a mi compañero Arturo Rodríguez, de La Opinión.