Estuvo presa más de 10 años por un crimen que dice, no cometió.
Lamberto HERNÁNDEZ MÉNDEZ/ URUAPAN, MICH./ LUN-17-MAY/ Luego de 10 años, tres meses y diez días que estuvo tras las rejas, una mujer originaria de una comunidad indígena, obtuvo su libertad bajo un beneficio; estaba sentenciada a 19 años y 3 meses de prisión, acusada del delito de homicidio, presuntamente cometido en compañía de un hermano y tres sobrinos, crimen que asegura, no cometió y ni participó. Pero no hablaba el idioma español y ni tuvo un traductor, por lo que fue sentenciada.
Se trata de Ma. Guadalupe Ascencio Pasalle, originaria de la comunidad indígena de Cocucho, perteneciente al municipio de Charapan, a quien se le integró el proceso penal número 595/1999, en el juzgado segundo de lo penal, por el delito de homicidio en agravio de Aristeo Ascencio Molina y daño en las cosas en contra de Petronila Francisco Pasalle.
Ella fue detenida el seis de febrero del año 2000. Durante el desarrollo del proceso, siempre aseguró que no participó en dicho crimen registrado el 18 de diciembre del año de 1999, tras un pleito entre familiares.
Sin embargo, no hablaba el español, solamente su idioma materno, el purhépecha, tampoco tuvo un traductor, mucho menos un abogado defensor; no sabe leer ni escribir y solamente ponía su huella digital donde le indicaban, así, supo un día que estaba sentenciada a purgar una condena por 19 años y 3 meses de prisión, por un crimen que asegura no cometió.
Su hermano Bartolo y tres sobrinos, Isidro, Luis y Eligio Ascencio Marcelo, aún permanecen tras las rejas, acusados del mismo crimen. Todos ellos son indígenas.