Familiares de cinco internos indígenas presentan queja ante CEDH por violación al derecho de petición.
Lamberto HERNÁNDEZ MÉNDEZ/ URUAPAN, MICH./ DOM-09-MAY/ Familiares de cinco internos del Centro de Reinserción Social (Cereso), presentaron una queja ante la visitaduría regional de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), por violación al derecho de petición, en contra de la Dirección de Prevención y Reinserción Social del Estado que dirige Jaime Álvarez Ramos.
De acuerdo a lo manifestado a este medio por las señoras Gregoria Marcelo Flores y Elvira Alemán Marcelo, originarias y vecinas de la comunidad indígena de Cocucho, municipio de Charapan, la queja fue recibida por Wilfrido Navarrete Virrueta y se integró la queja número III-076-2010 y se le dará curso legal, según les dijeron.
Las mencionadas, han estado solicitando a Jaime Álvarez, les sean otorgados algún tipo de beneficio preliberacional a cinco internos indígenas que están sentenciados por el delito de homicidio calificado y daño en las cosas y son, los hermanos Bartolo y Ma. Guadalupe Ascencio Pasalle, así como los hermanos Isidro, Luís y Eligio Ascencio Marcelo, todos ellos de la comunidad indígena de Cocucho, en la Meseta Purhépecha.
A los dos primeros se les integra el proceso penal 595/99, en el juzgado segundo en materia penal, por homicidio en agravio de Aristeo Ascencio Molina y daño en las cosas en contra de Petronila Francisco Pasalle. Sentenciados a 19 años y 3 meses de prisión que empezaron a compurgar el 19 de diciembre de 1999.
Los tres hermanos restantes, enfrentan el proceso penal 595/2000, en el juzgado segundo, por homicidio y daño en las cosas, en agravio de Aristeo Ascencio y Petronila Francisco, sentenciados a 19 años y 3 meses de prisión que empezaron a compurgar desde el 17 de marzo del 2000.
Los hechos delictivos tuvieron lugar el 18 de diciembre de 1999 en la población de Cocucho, luego de un pleito entre niños y que los ahora detenidos decidieron tomar venganza en contra del padre de uno de los menores, Aristeo Ascencio, y armados con pistolas, machetes y palos, lo siguieron hasta la casa de Petronila Francisco en donde se refugió y para obligarlo a salir, le prendieron fuego a la vivienda; el ahora extinto huyó hacia el cerro hasta que le dieron alcance y le dieron muerte.