Le confesó que la engañaba con otro hombre quien la embarazó.
Lamberto HERNÁNDEZ MÉNDEZ/ URUAPAN, MICH./ MIE-5-MAY/ Tomó la justicia por su propia mano; asesinó a machetazos a su esposa tras confesarle cínicamente que lo engañaba con otro hombre y que incluso el niño que llevaba en su vientre era de él. No aguantó tanta humillación y luego de echarse unos alcoholes con refresco, la llevó a un solitario paraje de la huerta que cuidaban ambos y la asesinó con saña, descargando todo su coraje.
José Alfredo Andrade Pérez (a) “El Bita”, de 21 años de edad, hace un año aproximadamente se había casado a lo civil con la ahora extinta, Cristina Cárdenas Barbosa, de 19 años de edad, ambos originarios de Lázaro Cárdenas, y hace algunos meses empezaron a trabajar como rancheros en una huerta de aguacate cerca del Ejido Mesa de Cázares, en el municipio de Taretan.
Pero “El Bita” empezó a leer los mensajes que le llegaban por teléfono a su esposa, varios en este sentido: “Cris, te quiero mucho. Vente conmigo. Quiero conocer a mi bebé”, por lo que los celos lo empezaron a invadir cada día.
El martes por la tarde, ambos empezaron a tomar alcohol con refresco y café, aproximadamente a las 20:30 horas, le dijo que lo acompañara por el rumbo donde tienen las bombas para fumigar, distante unos 800 metros del rancho, ahí le empezó a reclamar su infidelidad, la cual aceptó y confesó la joven, que era un viejo amor a quien quería y que el hijo que llevaba en su vientre era de él.
Esto encolerizó al joven, lo humilló y con el machete que llevaba en su diestra, descargó su coraje golpe a golpe hasta que le dio muerte; luego caminó por el monte en donde escondió el ensangrentado machete y regresó al rancho.
Se lavó el rostro y las manos, estaba ensangrentado, luego con un trapo húmedo también limpió la sangre del pantalón y con jabón lavó los tenis que también estaban manchados; pensó en huir, pero finalmente decidió elaborar una coartada, fue con el encargado del orden y dijo que al regresar al rancho, encontró muerta a su esposa.
Al ser interrogado, finalmente terminó confesando que la había matado por infiel y que no se arrepentía, que lo volvería hacer.