En un jaripeo, se le juntaron dos amantes a una mesera de centro botanero.
Taxista decidió vengarse y con otro ruletero, fueron al rancho a matarlo.
Lamberto HERNÁNDEZ MÉNDEZ/ URUAPAN, MICH./ MAR-13-ABR/ El asesinato del caporal a la entrada de un rancho ubicado en un costado de la carretera libre a Lombardía, fue esclarecido por la Ministerial, al lograr la captura de tres personas inmiscuidas en el crimen; se determinó que el móvil fue la discordia por una mujer que se desempeñó como mesera en conocido centro botanero y que había sido amante del ahora extinto.
El ahora extinto, Roberto Villa Solís, de 35 años, originario de Taretan y caporal en el rancho San Antonio, acudió la tarde del pasado domingo a un jaripeo que se verificó en la colonia Mapeco, al oriente de la ciudad, donde se encontró con Blanca Estela Álvarez García, de 36 años de edad, con quien había sostenido relaciones por seis años y separados hace menos de un mes, vivían en la calle Encino número 21 de la colonia Los Laureles.
El caporal le reclamó airadamente lo de la separación y que lo había cambiado por el que ahora lo acompañaba, por lo que se registró una gresca donde intervino su amante en turno, Enrique Ochoa Aguilar (a) “Quico”, de 28 años, con domicilio en 5 de Febrero número 159 y Francisco Javier Armendáriz Pérez, de 28 años, quien vive en Juan de la Barrera número 30 de la colonia La Esperanza, ambos taxistas de la línea “Monarca”; la cosa no pasó a mayores.
La mujer y sus acompañantes se fueron a su casa donde siguieron ingiriendo bebidas embriagantes y a eso de las 23:30 horas, acordaron ir a “romperle su madre” al caporal al racho San Antonio, distante unos cinco kilómetros de esta ciudad, abordaron el taxi “Monarca” número 238 que conducía Francisco Javier Armendáriz.
El caporal al percatarse se trataba de las personas con quienes se había peleado en el jaripeo, trató de ponerse a salvo y corrió hacia la carretera, pero por su estado de embriaguez, trastabilló y cayó al suelo, en donde lo tundieron a golpes y puntapiés, mientras el taxista Francisco Javier Armendáriz le asestaba golpes con un bat en la cabeza hasta que se la destrozó, luego huyeron, regresaron con Blanca Estela donde siguieron embriagándose hasta las ocho de la mañana del lunes y se fueron a dormir tranquilamente.
La mujer, quien había trabajado como mesera en el botanero “La Huerta”, en la salida a San Juan Nuevo, llegó en un taxi al rancho del caporal, ya habían levantado el cadáver y la madre de la víctima le contó lo ocurrido, pero no dijo nada. Las investigaciones condujeron a su captura y sus cómplices.