FSRJ/ URUAPAN, MICH./ MIE-24-MZO/ La Suprema Corte de Justicia de la Nación amparó a Banamex y dejó sin efecto una sentencia que había dictado en contra del banco el Tribunal Superior de Justicia de Chihuahua, el cual había llegado a la conclusión de que la inversión realizada por un cliente del banco se había renovado mensualmente, desde aquella época, a la misma tasa de interés. La inversión se hizo en 1987, renovable a 28 días, a una tasa de interés de aquellos tiempos del 91%.
La Corte, hizo una nueva interpretación que benefició al banco, al establecer que la frase «se renovará en las mismas condiciones», no se refería a la tasa fijada de 91%, sino a las mismas condiciones de las tasas fijadas por el Banco de México, aunque en el pagaré no se hiciera referencia a este punto. Y esa interpretación de la Corte le permitió a Banamex ganar el juicio a su cliente.
En referencia al argumento de la corte pregunto yo: ¿en los préstamos los banco mantendrían (o aplicaron) con sus deudores el mismo criterio que con sus acreedores?
El interés común (el de los bancos en el dicho de la corte) está por sobre el interés particular. Los bancos se pueden equivocar porque tienen el dinero de muchos, los clientes no porque son entes individuales. ¿Eso es justicia? Sócrates estaría furibundo y el Sofista Calicles muerto de la risa.
Esto es una muestra de las aberraciones del sistema político y económico prevaleciente en el mundo actual.
Los monopolios y potentados siguen teniendo privilegios para influir en la Leyes, en su interpretación, amén de las concebidas facilidades para evadir impuestos, no digamos la complicidad de los medios masivos de comunicación para desviar la atención respecto a esas situaciones y hasta propiciar la cultura consumista para beneficio de esos potentados.
Una muestra, la popular y filantrópica Lolita Ayala nos proporciona en su Línea de la Salud “información que cura”, seguida del anuncio de un producto medicinal al respecto de su conseja. Otra, entre otras, más sutil pero contundente “háblele”, para que sigamos manteniendo al hombre más rico del planeta en un país de gran desigualdad social.
¿Sabemos los mexicanos que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) tiene con sus instalaciones la real posibilidad de proporcionar a muy bajo costo el servicio de internet de banda ancha? ¿Por qué no lo dictamina y lo hace operar de esa manera el gobierno? Los compromisos con cableros y demás son así de poderosos.
Necesitamos una reforma constitucional que obligue en cascada los cambios de fondo que necesita el país. Lo de los banqueros, televisoras y telefonía son sólo un importante aspecto de las implicaciones que llevaría para bien la reforma tal. Habría otros asuntos como el Sistema Educativo y el sindicalismo en general que también deberían ser corregidos de forma radical.
Ing. Fernando S. Razo