EL REVERENDO/ INFOMANIA/ URUAPAN, MICH./ MAR-09-MZO/ Los feligreses de San Felipe el Espurio elegirán el 21 de marzo al nuevo líder religioso de la Casa Parroquial Azul, cuya nueva y definitiva sede estará en la calle de la Industria, hoy Pino Suárez.
Hay tres postulantes: Lulú, la beata, devota de Santa de Margarita, con hizo su Primera Comunión y le ha significado tener la envidia de la novicia Adys quien pasará a la historia por establecer un salario para quien encabece la formación del Ejército Azul; quedó muy acostumbrada al diezmo cuando colaboró como jefa de compras en la Parroquia aguacatera, durante el primer año de gestión del Padre Ramón Xerox.
A la usanza de la caduca iglesia tricolor, concretamente de la devoción cetemista, las huestes de la Reverenda Peluches insisten en impulsar a la tercera edad, como el ciclo pasado cuando lo hizo con Luis Román Higareda ya ahora repite la medicina con el doctor Segoviano.
Cualquiera de ellos significaría una mala señal para la feligresía aguacatera porque la lucha sectaria de los blanquiazules generaría candidatos sujetos al jaloneo entre los grupos que disputan el poder. Uruapan ya no merece eso y creo que el PAN tampoco.
Por la vía dolorosa, contiende el célibe Monín Hernández de Mónaco, quien trae a todo un vasto sector azul (pastel) que lo apoya con alma y cuerpo para que sea el nuevo dirigente que traiga neutralidad a la Casa Azul y se termine la polarización que dañaría el proyecto político de una Patria Ordeñada y Generosa para Tod@s.
Con Lulú la beata llegaría la Inquisición, dado el carácter adusto que le caracteriza a la exencargada de permisos de la notaría parroquial, oficina en la que dejó un desastre administrativo y todavía no aparece el dinero ingresado.
Por otra parte, cuando fue secretaria de la Casa Azul, en la sede de la calle Carrillo Puerto, fue motivo de cuchicheos y habladurías de las mojigatas que se anochecían en la plática en el patio trasero del vetusto inmueble y cuando salían presurosas para dar la merienda a sus consortes llegaron a escuchar ronroneos y a mirar descompuestas contorsiones de un par de sombras en una de las oficinas intermedias en las que murmuran que tenían lugar encuentros privados entre la beata y una flor. Misterio de misterios.
El doc Segoviano debe quedarse con el estatus que posee: un panista que cimentó su institución que dio mucho por ella y que debería dejar el paso a una persona con mejor condición física para enfrentar el reto de aumentar la membresía, organizar subcomités, revertir la mala fama de los azules y tantas tareas que dejó pendiente la novicia Adys.